lunes, 4 de junio de 2007

4º Viaje de Cortesito

Cortesito no salía de su asombro. Ciertamente era extraño lo que había soñado. Sin embargo, tenía la sensación de haberlo vivido plenamente. Tantas sensaciones le habían producido un enorme cansancio y se recostó tranquilamente para descansar, pero no pudo descansar mucho, porque de pronto se sintió trasladado a otro lugar, es más, se sintió dentro de un cuerpo extraño: el de un hombre un poco desaliñado. Y lo que recordaba era a un joven salvaje.Era un joven hermoso, perfectamente formado, con las piernas rectas y fuertes, no demasiado largas. Era alto, de buena figura y tendría unos veintiséis años. Su semblante era agradable, no parecía hosco ni feroz; su rostro era viril, aunque tenía la expresión suave y dulce de los europeos, en especial, cuando sonreía. Su cabello era largo y negro, no crespo como la lana; su frente era alta y despejada y los ojos le brillaban con vivacidad. Su piel no era negra sino muy tostada, carente de ese tono amarillento de los brasileños, los nativos de Virgina y otros aborígenes americanos; podría decirse que, más bien, era de una aceitunado muy agradable, aunque difícil de describir. Su cara era redonda y clara; su nariz, pequeña pero no chata como la de los negros; y tenía una hermosa boca de labios finos y dientes fuertes, bien alineados y blancos como el marfil. Después de dormitar durante media hora, se despertó y salió de la cueva a buscarme. Yo me hallaba ordeñando mis cabras, que estaban en el cercado contiguo y, cuando me vio, se acercó corriendo y se dejó caer en el suelo, haciendo toda clase de gestos de humilde agradecimiento. Luego colocó su cabeza sobre el suelo, a mis pies, y colocó uno de ellos sobre su cabeza, como lo había hecho antes. Acto seguido, comenzó a hacer todas las señales imaginables de sumisión y servidumbre, para hacerme entender que estaba dispuesto a obedecerme mientras viviese. Comprendí mucho de lo que quería decirme y le di a entender que estaba muy contento con él. Entonces, comencé a hablarle y a enseñarle a que él también lo hiciera conmigo. En primer lugar, le hice saber que su nombre sería Viernes, que era el día en que le había salvado la vida. También le enseñé a decir amo, y le hice saber que ese sería mi nombre. Le enseñé a decir sí y no, y a comprender el significado de estas palabras. Luego le di un poco de leche en un cacharro de barro, le mostré cómo bebía y mojaba mi pan. Le di un trozo de pan para que hiciera lo mismo e, inmediatamente lo hizo, dándome muestras de que le gustaba mucho.
¿Sabes a qué obra literaria ha viajado esta vez Cortesito? Juega con nosotros y diviértete con este concurso. Entrega la respuesta a Diego.

3 comentarios:

Alejandro Ruiz Fernández dijo...

Hola soy Alejandro(Ruy)y creo que la novela es Robinson Crusoe es la más famosa novela de Daniel Defoe

Anónimo dijo...

El libro es titilado Robinson Crusoe y su autor es Daniel Defoe.

Anónimo dijo...

Enhorabuena Alejandro Ruiz. Has adivinado la obra donde viajó Cortesito y su autor. Has obtenido otro punto. Acabas de empatar con iván Pérez que llegó tarde por muy poco. A ver quién es el ganador al final. Esto está muy reñido. Estad todos atentos al próximo viaje de Cortesito.